En el gélido norte, lo que se ha convertido en mito puede permanecer atrapado en el hielo. En una época ya perdida en el tiempo, la Hechicera Helada Yulsaria gobernó las tierras blancas, invocando ventiscas y tormentas de granizo sobre aquellos que la disgustaban, mientras un ejército de gólems de hielo vigilaba las tierras para eliminar cualquier atisbo de calidez. Con el tiempo, su expansión hacia el sur molestó a Eldwurm Slyrak quien, con una ira feroz, derritió los ejércitos de Yulsaria con llamas infinitas antes de conquistar a la misma Hechicera Helada. Ahora, siglos después, las grietas en el hielo han dejado al descubierto el último testigo de su imperio: la corona glacial.